En un contexto cualitativamente sobreacumulativo, el capitalismo ha llegado a su colapso al hacer coincidir la crisis económica, la ecológica y otras relacionadas. Pero también es un momento de debilidad material, una debilidad en cuanto a su influencia psicológica e ideológica y en cuanto a su poder político y de convocatoria. Esta es la condición de posibilidad para que se abra el tiempo del sujeto o de las revoluciones.